diciembre 24, 2010

DESIERTO

Manejé durante la noche
hasta agotar la nafta.
Apagué las luces del auto,
cerré las puertas
y caminé sin rumbo
fuera de la ciudad.
Pasé cuarenta días
en el desierto
tentado por el diablo.
Volví,
no me siento ni bien ni mal
y esto debe tomarse
al pie de la letra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario